Sigo con las descripciones de aves y su comportamiento que nos ofrece Aquilino Ribeiro, escritor portugués, que traduzco para los seguidores y amigos de Oeste Natura. Hoy, un ave muy bonita, la Oropéndola, que es bastante común en el bosque de ribera del río Jerte:
"Abril casi a finalizar, se anticipaba a su llegada el sol estival. Las tórtolas, el cuco y la abubilla cantaban y recantaban en la cocorota de los pinos. De cuando en cuando la oropéndola lanzaba sobre la naturaleza amodorrada su gorjeo vibrante, amarillo como ella, como el sol, como el fuego, como las flores más plebeyas de los prados. Los arrendajos picaban en los castaños bravíos que se cubrían de brotes primaverales, pelusilla verde-amarilla, escasa e imponderable como la muselina, y peleaban con aquellas el proverbial desafío:
Viste al Abad?
Allí lo vi, allí lo vi
Cómo iba vestido?
Iba igual a mí
Comiste los higos?
Si, comí, comí."
"El ingenio, encanto y belleza con que las aves construyen los nidos representa por sí solo una compleja y admirable arte. Me atrevería a decir que nuestra arquitectura con sus estilos definidos y gloriosos, su ciencia de los volúmenes y la resistencia de los materiales, resulta manifiestamente inferior en cuanto a recursos y variedad.
Fíjense en el nido de la oropéndola. Lo edificó en la rama más alta del roble. Justo a la orillita. El viento lo balancea como a una cuna, pero no lo tira abajo. Tal vez sea el modo de que sus hijos se duerman antes. La cuestión es que esté bien seguro. Está segurísimo. El padre oropéndola segregó de su boca una saliva que pega los hilachos y las pajitas volátiles al ramaje mejor que el cemento. (...)
El nido por fuera se confunde con el entorno, por su color, aspereza, enmarañado, y por dentro es suave como una caricia. Los padres oropéndolas lo forraron con todo lo sedoso que les suministró la naturaleza o con lo que pudieron usurpar al bicho-hombre"
