Publicamos hoy un nuevo itinerario o paseo guiado e interpretado, aunque ya son bastantes personas las que han podido disfrutarlo. No obstante, tal como es costumbre en Oeste Natura, lo damos a conocer como nuevo servicio a través de este medio de comunicación con nuestros clientes y seguidores. Lo hemos denominado, como figura en el título de esta entrada, Arrabales Medievales de Plasencia y muestra la cara oculta de la ciudad; no por eso menos bella e interesante.
Comienza este paseo interpretado
y guiado en la parte exterior de la Puerta de Coria, una de las zonas de acceso
al recinto amurallado que delimitaba y contenía la Plasencia medieval. De las
diversas funciones que la muralla cumplía en el pasado, una muy importante era
hacer de límite físico entre la ciudad y lo que no era ciudad: los arrabales,
el campo…
Proponemos recorrer esa periferia
suburbana medieval que está constituida por algunos de los históricos arrabales
de Plasencia y por el río Jerte como su primitivo eje industrial. Comenzamos
por el Arrabal de San Lázaro, espacio urbano cuyo carácter marginal se ha
mantenido a través de los siglos, y terminamos en el Arrabal de San Juan, como
uno de los espacios urbanos extramuros de mayor antigüedad. Te contaremos sus curiosidades
y sus secretos mejor guardados, datos que no podrá encontrar en ninguna guía
turística al uso.
Y entre ambos arrabales,
recorreremos la parte más importante del más antiguo espacio industrial de
Plasencia; determinado por el curso fluvial del Jerte, que circunvala la
ciudad, y cuyas aguas fueron esencial fuente de energía para los diversos
ingenios hidráulicos que aún podemos contemplar.
Las características
medioambientales del paseo fluvial nos transportarán, en apenas cinco minutos
de distancia de la Plaza Mayor, a un espacio natural lleno verdor y con
abundancia de árboles de ribera, lo que nos dará sensación de estar en plena
naturaleza. Es el milagro que aporta la presencia de un río a las puertas
mismas de una ciudad.
Con estos componentes, el
recorrido propuesto les ofrece dos horas de disfrute natural y cultural que no
se deben perder.