Mostrando entradas con la etiqueta caminar a paso lento. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta caminar a paso lento. Mostrar todas las entradas

miércoles, 18 de diciembre de 2013

CÓMO COMPORTARSE EN EL MEDIO NATURAL

Hablando con una amiga sobre las varias veces que he visto nutrias en el río Jerte, incluso en puntos tan visitados como junto al parque de La Isla, se mostraba convencida de que yo era una persona con mucha suerte, porque ella no había conseguido ver ninguna en todos los años que llevaba caminando a diario por el paseo fluvial.

No pude resistirme a explicarle la razón de tan buena o mala suerte: cómo quería ver nutrias, ni cualquier otro animal, ni nada parecido, si iba a todas partes con los auriculares puestos y escuchando música a toda pastilla. En esas condiciones es imposible enterarte de nada. Te aislas de todo lo que te rodea. Y si a los auriculares le sumamos ir caminando a paso ligero pues, como diría un castizo: apaga y vámonos!





Qué hacer entonces, dirán los lectores. Muy sencillo: hay que caminar a paso lento o, cuando menos, normal; ir mirando a todo, con atención a posibles movimientos de aves o animales, tanto dentro como fuera del agua; ir en silencio o hablando bajo para poder percibir cantos de aves, chapoteos y ruidos varios que nos puedan dar pistas sobre la presencia de aves o animales cerca de nosotros.

Solemos tener por costumbre gritar y dar voces cuando salimos al campo pensando que nadie nos escucha y a nadie molestamos. Nos olvidamos de los demás seres vivos que habitan en esos lugares, y que también tienen derecho a ser respetados en su medio. De ese modo vamos espantando a todo ser vivo que esté alrededor del terreno por donde vayamos. Así nunca vamos a ver nada de nada.

La persona que no ha vivido un encuentro o descubrimiento mutuo con un animal silvestre ignora la satisfacción que proporciona esa sencilla experiencia. No tiene precio que se asome a mirarte una comadreja, o ver pasar a un jabalí a trote cochinero a pocos metros, o ver cómo un mirlo ahuyenta a una culebra, o una nutria se pasea por el río... Pero estas experiencias sólo son posibles si adoptamos un comportamiento respetuoso con la Naturaleza y con sus habitantes salvajes.