LA BERREA EN MONFRAGÜE
Últimamente, cada vez que voy al
parque nacional de Monfragüe en fecha señalada, acabo de mal humor, por la
forma poco adecuada del comportamiento de algunos visitantes, y muy preocupada
con la forma en que se lleva la gestión de este espacio natural, tan querido
por los extremeños.
La visita más reciente tuvo lugar
el pasado fin de semana, con motivo de asistir al impresionante fenómeno de La
Berrea. Era la primera vez que acudía en fin de semana, ya que en anteriores
ocasiones había ido siempre una tarde cualquiera, entre semana. Los que tenemos
la suerte de vivir tan cerca, podemos permitirnos ese lujo. Y claro,
acostumbrada a ver y oír La Berrea en total silencio y en compañía de pocas
personas, respetuosas, y amantes de la naturaleza en estado puro, lo del pasado
sábado fue un verdadero impacto.
No saben cuánto lamento tener que
decir esto pero, el sábado Monfragüe más parecía un parque de atracciones que
un parque nacional. Los miradores estaban tan concurridos como “ferias” y el
lamentable espectáculo que podía contemplarse era: familias con niños, todos
dando de comer a las confiadas hembras. Todos alegres y bulliciosos, encantados
con la proximidad de los animales. Seguro que los niños disfrutaron, pero es
muy mala costumbre dar comida a los animales salvajes, que pueden llegar a
acostumbrase a la presencia humana.
Las personas bienintencionadas
del otro día, le ofrecían pan, pero puede que ese ciervo se encuentre con otras
personas no tan benignas (cazadores furtivos, por ejemplo), y se acerquen a
ellas confiados sin prever las consecuencias. Piensen en esto y, por favor, no
den más comida a las ciervas.
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